El aeropuerto de Girona-Costa Brava
ha revitalizado social y económicamente las comarcas gerundenses, y se ha convertido en un punto neurálgico
del tejido productivo y turístico de la región y su área de influencia.
Situado en Vilobí d’Onyar, a diez kilómetros de Girona, es el primer aeropuerto del espacio eurorregional formado por Cataluña, Aragón, Baleares, Midi-Pyrénées y Languedoc-Roussillon, y el cuarto de Europa en volumen de tráfico de compañías de bajo coste.
Aunque no entró en funcionamiento hasta 1967, tras las ampliaciones de los años setenta para poder recibir vuelos chárter en las temporadas de verano, el aeropuerto registró 830.000 pasajeros en 1983. Pero el verdadero despegue de Girona-Costa Brava, una infraestructura que depende de la red de aeropuertos Aena, se produjo a partir de 2003 con la llegada de las compañías de bajo coste. Ese mismo año pasaron por el aeropuerto gerundense casi un millón y medio de pasajeros, que se duplicaron en 2004 y casi se triplicaron en 2008, con 5.510.970 pasajeros.
A pesar de un cierto decrecimiento durante el periodo 2009-2010 debido a la crisis económica internacional y a que su principal operador redujo las frecuencias de salida, el aeropuerto gerundense mantiene una posición importante desde el punto de vista turístico, con 4.863.785 pasajeros en 2010.
Incremento de operadores y destinos
Tras las ampliaciones realizadas por Aena desde 2008, más de una docena de aerolíneas operan en el aeropuerto y lo enlazan con más de cincuenta destinos internacionales y nacionales, como Bruselas, Ámsterdam, Róterdam o Londres.
Sus buenos resultados demuestran que el aeropuerto ha revitalizado social y económicamente las comarcas gerundenses, convirtiéndose en un punto neurálgico del tejido productivo y turístico de la región y de su área de influencia, al que cabe sumar la conexión con la línea de tren de alta velocidad.