La gestión logística en la empresa


Detalle de un capitel de la catedral
de Girona, donde se aprecia
el trabajo de dos picapedreros.
Este oficio fue clave para el desarrollo urbanístico de las ciudades en
la Edad Media.

La gestión de operaciones en el ámbito de la logística ha evolucionado desde una visión de procesos aislados hasta una actividad integrada, gracias al desarrollo de herramientas informáticas de gestión y de programas de ejecución de la producción (manufactured execution systems o MES) que permiten conocer el estado de la fábrica en tiempo real, así como anticipar cuellos de botella. La idea es crear un sistema armónico en todas las operaciones de la empresa, y para ello es esencial que exista un control en tiempo real y se disponga de toda la información y las herramientas para interpretarla.

Resulta evidente que la planificación integrada a medio y largo plazo de la cadena de suministro aporta beneficios tangibles. Las empresas que fabrican contra stock son capaces de anticiparse a las tendencias de la demanda y adecuar los niveles de las existencias de una forma más próxima a la realidad, consiguiendo así reducir los costes sin perjudicar al servicio. La previsión de la demanda incide directamente sobre la actividad de la empresa, mejorando el servicio en más de un 10 % o con una reducción sustancial de las existencias que puede alcanzar el 40 %. Lógicamente, cada sector presenta un nivel de servicio diferente, ya que no es lo mismo un recambio de automóvil que de material quirúrgico: es cuestión de lograr un equilibrio entre el nivel de servicio que se desea y el coste que esto supone.

En el sector agropecuario, la cadena logística viene determinada por
los grandes volúmenes que hay que mover y por los aspectos sanitarios.
A la derecha, una imagen del matadero de Mercabarna, el más importante
de Cataluña.

Cuando se trata de gestión de operaciones, las empresas se esfuerzan por identificar los cuellos de botella que cuestionan el conjunto de su actividad. Hablamos de aquellos elementos que suponen un obstáculo por sí mismos y que condicionan la actividad de otros eslabones de la cadena. Estos cuellos de botella abrazan muchos ámbitos: desde el almacén que no responde al nivel de servicio que exige la propia línea de producción, a la línea de producción que no puede responder a las necesidades del mercado, o la incapacidad del sistema de distribución para dar salida a la demanda en un momento dado. Pero los cuellos de botella acostumbran a ir más allá y ponen de manifiesto el ineficiente sistema de información de la empresa.