Logística inversa


La reducción de costes es el motivo principal por el cual las empresas subcontratan servicios logísticos, seguido del aumento de flexibilidad
que les aporta, la posibilidad de reducir las inversiones, mejorar servicios
e incrementar sinergias. La preparación de pedidos es una de las actividades
que tiende a externalizarse.

La gestión de las devoluciones y los residuos, la logística inversa, toma importancia en la actividad empresarial, tanto por lo que respecta al servicio al cliente como por la normativa medioambiental europea transpuesta a la legislación española en los distintos ámbitos (envase y embalaje, electrónica, automoción, farmacia, construcción, etc.). Estos cambios legislativos que impulsan el reciclaje y la reutilización, y la paradoja de un ciclo de vida de los productos cada vez más corto, generan una creciente actividad de retorno de los productos, realidad que incide sobre la cadena de suministros. La retirada y el tratamiento de los retornos conforman un coste añadido que ayuda a tomar conciencia del valor económico de una gestión eficiente de la logística inversa. Contar con un dispositivo logístico adecuado para esta actividad es una ventaja competitiva, tanto para gestionar las devoluciones del cliente insatisfecho, a quien se debe dar una respuesta inmediata, como para cumplir con las normativas al menor coste posible.

Las especificidades de cada sector y producto convierten la logística inversa en un universo diversificado, con soluciones muy diferenciadas y un peso distinto dentro de los costes logísticos. Así, en el sector editorial, por ejemplo, las devoluciones alcanzan el 50 % del coste logístico total, por el importe del transporte y, sobre todo, de la manipulación y el acondicionamiento de los ejemplares para su reintroducción en el circuito comercial. Éste también es el caballo de batalla de las empresas de comercio electrónico. En otros casos, como en la línea blanca y la marrón, en los que la legislación vigente impone la recuperación de los productos que han llegado al fin de su vida útil, la inmensa actividad de la logística inversa se sitúa en la gestión y recuperación para el reciclaje de los materiales y componentes.

La empresa Cespa gestiona la recogida, el transporte y el tratamiento de residuos peligrosos y la limpieza industrial.
En la imagen, una de sus instalaciones
en Hostalets de Pierola (Barcelona).

La logística inversa implica la recogida y el transporte inverso del producto, y su clasificación y comprobación. En el caso de productos que se puedan retornar al circuito comercial, será necesario reacondicionarlos, reembalarlos y transportarlos hasta el punto de consumo. Pero es evidente que no todo producto retornado puede ser reintroducido de nuevo, y las empresas deben hacerse cargo de los que han terminado su ciclo vital y deben ser reciclados o destruidos conforme a la ley, caso que supone la reutilización de materiales o el envío a plantas de reciclaje. Para articular la recogida selectiva, el transporte a plantas de selección, el reciclaje y la destrucción, los fabricantes cuentan con los sistemas integrados de gestión (SIG). Participar en un SIG posibilita contar con una entidad gestora que permite reducir y, sobre todo, clarificar los costes logísticos de este proceso.

Con respecto al establecimiento de estrategias para reducir las devoluciones, las empresas deben identificar el porcentaje de productos devueltos y analizar los motivos para mejorarlos y así reducir las devoluciones. El alcance de la logística inversa va mucho más allá de la devolución del producto y se inscribe en la misma estrategia de producto, desde la fase de diseño hasta el control de calidad en los abastecimientos, la fabricación, el embalaje y la distribución, pudiendo reducir el volumen y los costes que generan las operaciones de logística inversa. También en este ámbito se debe plantear la estrategia de una logística colaborativa e incorporar herramientas tecnológicas para asegurar la trazabilidad.

Los expertos consideran que el valor de una operación de logística inversa multiplica, como mínimo, por seis los costes de una operación de logística convencional. Este dato explica por sí mismo que la logística de devoluciones esté generando un volumen de actividad creciente, que también puede verse como un mercado de futuro para los operadores logísticos, dado que encaja plenamente con la filosofía de dejar en manos de terceros aquellas áreas que no sean propiamente del centro del negocio de las empresas.